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A medida que la demografía de Texas continúa cambiando y empieza el ciclo electoral con un mapa político recién trazado, el Rio Grande Valley ha sido un foco de atención a nivel nacional.
El Partido Republicano logró avances en los últimos dos ciclos electorales en el históricamente azul Rio Grande Valley (RGV), y en 2022 se disputarán varios distritos del Congreso en la región, lo que promete traer más cambios a ese panorama político.
Pero el estado de RGV como un punto de conflicto político contrasta con el desafío muy práctico de una participación electoral históricamente baja.
En una visita reciente, el candidato demócrata a gobernador Beto O'Rourke reconoció que, si bien regiones como Valley en todo el estado serán importantes el día de las elecciones, llevar a la gente a las urnas en esas zonas será uno de los puntos centrales de su campaña.
“No tenemos ninguna esperanza de energizar y conectarnos con estos votantes, si no nos presentamos donde está la gente”, explicó O'Rourke. “Hay 7 millones de votantes elegibles que no participaron en las elecciones del año pasado, están aquí en estas comunidades. En el tercer día de esta campaña, estoy aquí en McAllen. En el cuarto día de esta campaña, estaré en Brownsville”.
El gobernador Greg Abbott, quien se postula para un tercer mandato contra O'Rourke, también viajó a Rio Grande Valley para lanzar su campaña y compartir su estrategia para ganar la mayoría de los votos latinos en la región y en todo el estado. En 2018, Abbott obtuvo 42% del voto latino en Texas.
En las elecciones generales de 2020, 66% de los votantes registrados de Texas emitieron su sufragio el día de las elecciones y durante la votación anticipada. Pero en el condado de Hidalgo, solo el 56% de los votantes registrados participaron en esa contienda. Este contraste aumenta al considerar que sólo 45% de las personas en el condado de Hidalgo estaban registradas para votar en comparación con 58.6% de los texanos en dichos comicios.
En general, esto significa que tres de cada cuatro personas en el condado de Hidalgo, incluidos los votantes no registrados, no participaron en 2020. Eso equivale a alrededor de 650.000 votos potenciales que nunca se emitieron en un solo condado del Rio Grande Valley.
Este patrón también es válido para las elecciones locales en la región. Cuando la ciudad de McAllen eligió a un nuevo alcalde en mayo, menos de 14.000 personas votaron en una ciudad de 141.968 (2019) votantes registrados y no registrados. Esa es una tasa de participación total de alrededor de 10%.
Cecilia Balli, escritora, investigadora y antropóloga cultural, se presentó en el Caucus Legislativo México-Estadounidense en noviembre para presentar los resultados de un estudio que analiza las actitudes de los latinos respecto a la votación en Texas.
Consideró que, además de la falta de discurso público sobre los candidatos y los problemas locales, la razón más común por la que los votantes no participan en Valley es la corrupción política percibida.
“En Rio Grande Valley, teníamos la sensación de que muy pocas personas controlaban la política. Altos niveles de corrupción pública en todos los ámbitos, desde los distritos escolares hasta las oficinas judiciales”, informó Balli al caucus. “Y luego, todo eso, combinado con la pobreza extrema, hace que mucha gente dude de que puedan marcar la diferencia votando”.
Adrienne Peña Garza, presidenta del Partido Republicano del Condado de Hidalgo, fue una colaboradora clave en el reciente lanzamiento de varios centros comunitarios Republicanos en los condados de Hidalgo y Cameron.
Ella señaló que la investigación de Balli toca un punto sensible porque décadas de fuerte influencia Demócrata local han creado una región históricamente unipartidista que ha aumentado esa sensación de apatía en los votantes locales.
“Hay un campo de juego desigual cuando se trata de Republicanos”, indicó Garza. “Si hubiera un foro, espero que se incluya a los Republicanos porque eso es otra cosa que es muy, muy desalentadora es que tenemos buenos candidatos. Son valientes. Aman a esta comunidad tanto como los demócratas. Si hay un foro y no están invitados, eso es un perjuicio para esta comunidad”.
Nedra Kinerk comentó que los líderes de la región reconocen el momento políticamente oportuno y escuchan la necesidad pública de que haya más discusión sobre los candidatos, incluidos los republicanos.
Kinerk es cofundador de Futuro RGV, un grupo de defensa de la calidad de vida formado por una coalición local de agencias gubernamentales, empresas y organizaciones sin fines de lucro en el Valle.
Ella dice que el grupo no partidista planea transmitir en vivo los foros de candidatos en la región durante el ciclo electoral de este año con la esperanza de aumentar la participación de los votantes.
“Ninguno de los partidos políticos nos toma en serio y perdemos una gran cantidad de fondos para proyectos que necesitamos tener”, agregó Kinerk sobre los no votantes en su condado que simpatizan con ambos partidos. “Así que es un momento emocionante, pero tenemos que asegurarnos de que nuestros ciudadanos estén a la altura del desafío y la oportunidad”.
Lupe Votes, una organización sin fines de lucro lanzada recientemente con sede en el Rio Grande Valley, también hará que más personas acudan a las urnas en 2022 como una prioridad principal.
Jacqueline Arias, organizadora del compromiso cívico de Lupe Votes, enfatizó que están muy familiarizados con las razones de la baja participación electoral en la región.
“Todos hemos escuchado a los tíos y abuelos hablar de 'la corrupción'”, planteó Arias. “Vemos que muchas personas se ven privadas de sus derechos no solo por la corrupción, sino también por políticos de ambos partidos que hablan de problemas o hacen promesas, pero no las cumplen”.
Los grupos de actividades de otras regiones también están haciendo un esfuerzo para cambiar la participación electoral en el Valle.
Cristina Tzintzun Ramirez, quien fundó la organización sin fines de lucro de Texas Jolt en 2016 para movilizar a los jóvenes votantes latinos, ahora es la directora ejecutiva de la organización nacional NextGen.
El año pasado, NextGen lanzó lo que afirma será “la campaña de movilización de votantes jóvenes más grande de la historia” en el estado.
“El sur de Texas tiene una de las poblaciones de jóvenes no registrados más altas del estado”, precisó Ramirez. “Gran parte de lo que se determina en todo el estado sucede aquí y sus problemas deben estar a la vanguardia. La única forma de hacer que eso suceda es invirtiendo en su poder político y eso es exactamente lo que estamos haciendo”.
NextGen planea gastar $16 millones de dólares en el ciclo electoral de 2022 para movilizar a jóvenes votantes no registrados en Valley y regiones similares en todo Texas.
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