Los miembros del Consejo de la Ciudad de Austin tomaron turnos para expresar amenazas y súplicas el jueves pasado durante su primera discusión pública sobre cómo evitar el aumento de las tarifas residenciales propuesto por Texas Gas Service, la empresa con fines de lucro que suministra gas natural a la zona.
El cambio de tarifas se propuso por primera vez en junio. Pero, desde entonces, el debate sobre cómo debe responder la ciudad ha tenido lugar principalmente en discusiones legales a puerta cerrada y en reuniones opacas de la comisión municipal.
La semana pasada, una audiencia pública obligatoria sobre la cuestión les dio a los residentes de Austin la primera oportunidad para expresar su enojo.
También les dio a los miembros del Consejo la necesidad de responder.
Texas Gas Service afirma que el aumento de tarifas es necesario para invertir en infraestructura y hacer frente a los costos en aumento derivados de la inflación. La compañía dice que el cambio propuesto traerá un estimado de $25.8 millones en ingresos adicionales al año.
“Los ajustes de tarifas propuestos aumentarían la factura residencial promedio en menos de un 15% para los clientes de pequeño y gran consumo”, escribió Safeena Walji, portavoz de Texas Gas Service, en un correo electrónico a KUT News.
No sería el único aumento de tarifas reciente
Los críticos señalan que este aumento de tarifas es sólo el más reciente de los últimos cuatro años. También acusan a Texas Gas Service de dar un panorama inexacto de cuánto subirían las tarifas.
Paul Robbins, defensor del consumidor local, ha realizado su propio análisis del cambio de tarifas. Dice que, si se promulga, supondría un aumento promedio de 306 dólares para los clientes residenciales. “Es como si las cifras de la compañía de gas se las hubieran sacado de la manga”, afirma Robbins. “Mis cálculos muestran un aumento de tarifas del 31%”.
Parte de ese dinero, señala, no se destinaría a invertir en infraestructura, sino a aumentar los ingresos de los inversionistas en servicios de gas.
El jueves pasado, Robbins instó al Consejo a considerar la posibilidad de comprar el sistema de gas y convertirlo en un servicio público minorista gestionado por la ciudad, como Austin Water o Austin Energy. “San Antonio y Corpus Christi tienen empresas municipales de gas”, dijo. “Sus tarifas son menos de la mitad de [las tarifas de Austin bajo] el aumento de gas propuesto”.
Mientras que los clientes residenciales verían tarifas más altas bajo esta propuesta, los compradores de gas comerciales e industriales recibirían tarifas más bajas.
Stacey McTaggart, directora de tarifas y regulación de Texas Gas Service, explicó al Consejo que esto se debe a que los compradores comerciales e industriales de gas tradicionalmente han pagado por el servicio de gas natural más de lo que les correspondía.
“Sus tarifas son más elevadas que lo que cuesta otorgarles el servicio”, explicó. “Nos gustaría alinear las tarifas y los costos para enviar señales económicas claras al sector comercial”.
Austin intenta una negociación antes de llegar a opciones más drásticas
En Austin, Texas Gas Service es la única empresa de servicios públicos grande que no es propiedad ni está gestionada por el gobierno de la ciudad. Es una empresa propiedad de inversionistas a la que la ciudad ha adjudicado un contrato para abastecer el mercado de Austin.
Como empresa privada, no está tan comprometida con los objetivos políticos progresistas de la ciudad como lo están las empresas públicas de Austin.
Los oradores que intervinieron en la audiencia de la semana pasada, muchos de ellos representantes de grupos ecologistas o de defensa del consumidor, denunciaron que el cambio de tarifas propuesto no se ajustaba a los valores comunitarios de Austin de conservación y protección del consumidor.
Apuntaron a lo que denominaron estructura tarifaria “regresiva” de la empresa, que reduce el costo del gas a los consumidores que más lo consumen. “La estructura de las tarifas es especialmente atroz, ya que incentiva el consumo de gas y desincentiva las medidas de conservación, al tiempo pone las tarifas más altas para los consumidores que menos gas consumen”, declaró Craig Nazor, presidente de conservación de la sección Lone Star del Sierra Club.
La ciudad de Austin ya se unió a una coalición de otras 17 ciudades abastecidas por el Servicio de Gas de Texas para impugnar el cambio de tarifas ante el Estado.
Durante este proceso, los abogados de la ciudad están negociando con la empresa para llegar a un acuerdo sobre las nuevas tarifas.
Si la empresa y la ciudad no llegan a un acuerdo, el litigio se someterá a la Comisión de Ferrocarriles de Texas, el organismo estatal que tiene un nombre extraño para ser el responsable de la regulación del gas y el petróleo en Texas.
Las autoridades de Austin cuestionan el futuro del contrato de Texas Gas
La Comisión de Ferrocarriles está dirigida por políticos conservadores que pregonan con orgullo su apoyo a la industria del petróleo y el gas, y muchos de ellos tienen conexiones financieras con la industria. Algunos miembros del Consejo de la Ciudad de Austin se desesperaron al pensar que la ciudad no encontraría allí simpatía alguna.
“Creo que todos reconocemos que tenemos poder limitado en esta situación”, dijo desde el estrado Ryan Alter, miembro del Consejo. “Si decimos 'no', [el cambio de tarifas] va a ir a dar la Comisión de Ferrocarriles, y tengo cero fe en que harán lo correcto”.
Eso no quiere decir que la ciudad no tenga opciones.
Dentro de dos años, se renovará el contrato de Texas Gas Service con Austin. Alter y otros sugirieron que si la ciudad y la empresa de servicios públicos no pueden llegar a un acuerdo sobre las nuevas tarifas, Austin puede encontrar una compañía de gas diferente.
“Por favor, por favor, por favor, trabajen con la ciudad, con nuestros representantes y las partes interesadas externas para cumplir con el momento”, dijo Alter, “y no nos motiven dentro de dos años a cuestionar realmente si esta es una buena asociación”.