Cuando el COVID-19 se extendió por todo el mundo en la primavera, la gente notó un extraño efecto secundario de la pandemia: el aire se estaba volviendo más limpio. Las órdenes de quedarse en casa, junto con el colapso económico causado por el brote, significó menos contaminación industrial y a causa del transporte.
Pero no necesariamente en Austin.
Un examen de la calidad del aire de Austin realizado por el Concejo de Gobiernos del Área de la Capital (CAPCOG, en inglés), publicado a principios de este año, encontró que algunos contaminantes dañinos, como el dióxido de nitrógeno y el ozono a nivel del suelo, disminuyeron en marzo y abril. Pero los niveles de otros contaminantes del aire, como las partículas finas y el monóxido de carbono, en realidad aumentaron en esos primeros meses de encierro.
Andrew Hoekzema, director de planificación y servicios regionales del CAPCOG, calificó los hallazgos de "sorprendentes", porque el tráfico de vehículos, la principal fuente de gran parte de la contaminación atmosférica de la región, había disminuido significativamente incluso cuando las emisiones aumentaron.
El CAPCOG se ha asociado con la ciudad de Austin para averiguar por qué ocurrió esto.
"Con las partículas, la pregunta es, ¿cuál es el impacto del transporte en estas concentraciones de todos modos?", dijo Hoekzema. "El [resultado] más sorprendente tal vez fue el monóxido de carbono, porque el transporte es más de la mitad de la fuente de emisiones de monóxido de carbono en nuestra región".
Hoekzema dijo que obtener respuestas requerirá desenredar la "compleja interacción" entre las emisiones de los vehículos, la meteorología y otros factores que impactan en la calidad del aire.
Posibles causas
La gente tiende a pensar que la contaminación atmosférica relacionada con los vehículos es el resultado de un proceso simple. El combustible entra en un auto, se quema para obtener energía y resulta en emisiones que se expiden por el caño de escape.
Si bien esto es cierto, la cantidad y el tipo de contaminación atmosférica causada por el proceso puede variar dependiendo de ciertos factores.
"Una reducción del 50% del tráfico no significa necesariamente una reducción del 50% de las emisiones", explicó Hoekzema. "Eso puede no significar que haya una reducción del 50% también en el transporte de mercancías, y las mercancías y los camiones son una fuente muy significativa de contaminación del aire".
Dijo que la velocidad a la que se mueven los vehículos personales y los camiones, así como el tipo de combustible utilizado, puede cambiar sus emisiones.
Al comienzo de la pandemia, las autoridades ambientales federales y estatales emitieron exenciones a las refinerías permitiéndoles cambiar los compuestos de su gasolina.
"Es posible que esas exenciones hayan tenido algún impacto en las emisiones de monóxido de carbono de estos vehículos", dijo Hoekzema.
La temperatura local y la luz solar también afectan a la forma en que se forma cierta contaminación, como el ozono, en el aire, y los patrones climáticos mueven la contaminación dentro y fuera del área desde otras partes del mundo.
Para desenmarañar cómo todas estas diversas entradas pueden haber contribuido a la calidad del aire este año, Hoekzema dijo que el CAPCOG revisará los datos de más monitores del aire y de períodos más largos.
El plan
Durante su revisión inicial de la calidad del aire, el CAPCOG utilizó información de tres monitores de calidad del aire de la Comisión de Calidad Ambiental de Texas en el área de Austin (TCEQ, en inglés). Típicamente, hubiese habido más datos disponibles, pero un cuarto monitor de la TCEQ, ubicado en la Escuela Secundaria Murchison, estuvo fuera de funcionamiento debido a una obra en construcción en la escuela.
El nuevo estudio incluirá registros de otros monitores de ozono que opera el CAPCOG y sensores de aire operados independientemente que comparten datos con la Agencia de Protección Ambiental. También observará un marco de tiempo más largo para comparar cómo la calidad del aire local ha cambiado a través de los años.
El estudio también podría incluir un modelo informatiizado para revelar cuán grave hubiera sido la contaminación esta primavera sin una reducción en el tráfico vehicular.
Buena política pública
En este momento, la política pública para combatir la contaminación del aire en el centro de Texas se centra en la reducción de la congestión del tráfico. Los funcionarios esperan que el estudio resulte en una mejor política pública al explicar el vínculo entre las emisiones de los vehículos y la contaminación.
Por ejemplo, Phoebe Romero, coordinadora del programa ambiental de la Oficina de Sostenibilidad de Austin, dijo que cree que la investigación debería ayudar a evaluar la eficacia del trabajo remoto como estrategia de mitigación de la contaminación.
Hoekzema del CAPCOG está de acuerdo.
"Si podemos llevar lo que ha sucedido aquí hasta una especie de experimento social no intencionado de cambio de comportamiento y averiguar lo que podemos aprender de ello...", dice, "debería resultar en mejores resultados de salud".
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