El Consejo de la Ciudad de Austin rechazó formalmente una propuesta de aumento de las tarifas del gas para los clientes de Texas Gas Service, la compañía de gas con fines de lucro que presta servicio a la ciudad.
La decisión, tomada tras meses de negociaciones, dejaría la decisión sobre las nuevas tarifas en manos de los reguladores estatales. También podría obligar a Austin a buscar otras formas de suministrar gas a sus más de 260,000 clientes.
La disputa sobre los costos comenzó el pasado mes de junio, cuando Texas Gas Service hizo pública una propuesta inicial de nuevas tarifas.
Ese plan habría bajado las tarifas de gas para los contribuyentes industriales y comerciales, pero significaba un fuerte aumento en las facturas residenciales. Según Texas Gas Service, los ingresos adicionales eran necesarios para realizar las inversiones necesarias en infraestructuras y hacer frente al aumento de los costos.
Texas Gas Service dijo que su plan suponía un aumento del 15% en la factura promedio del gas residencial en la ciudad. Los defensores de los consumidores locales opuestos al plan dijeron que los residentes de Austin podrían llegar a pagar hasta un 31% más.
En cualquier caso, la cifra era demasiado alta para los miembros del Consejo de la Ciudad, que se unieron a otras ciudades atendidas por Texas Gas Service para impugnar la subida de tarifas.
La semana pasada se presentó al consejo un segundo plan, con una suba menor.
El llamado plan de “acuerdo” reducía en un 25% los ingresos adicionales que Texas Gas pretendía obtener de los clientes de Austin. También canceló los planes para reducir las tarifas de los clientes industriales y comerciales.
Pero la propuesta seguía incluyendo subas de tarifas y tasas más elevadas. Aumentaba los beneficios de los accionistas de la empresa y mantenía una estructura de pagos que, según los detractores, iba en contra de los ideales de los consumidores de Austin.
Según el plan, “cuanto más usas, menos pagas”, dijo a KUT Paul Robbins, defensor local del medioambiente y de los consumidores. “Esto desincentiva la conservación, y perjudica más a las personas con bajos ingresos porque son las que menos energía consumen”.
Por estas y otras razones, el acuerdo se convirtió en un trago demasiado amargo para los miembros del consejo.
“Todos sentimos que no era coherente con lo que los habitantes de Austin nos han dicho que quieren en términos de tarifas y protección del medioambiente”, dijo a KUT Ryan Alter, el miembro del consejo que presentó la moción para rechazar el plan.
Próxima parada: la Comisión de Ferrocarriles
En Texas, el organismo estatal que decide sobre los conflictos tarifarios entre las ciudades y las empresas de gas se llama la Comisión de Ferrocarriles de Texas. El mes que viene estudiará el caso de las tarifas de Texas Gas Service.
Los tres comisionados republicanos que dirigen la agencia son elegidos por todo el estado y reciben contribuciones de las empresas de gas para sus campañas. Todos ellos se alinean con orgullo con el sector del petróleo y el gas.
Algunos observadores, entre ellos Alter, sospechan que la comisión puede ver con malos ojos el deseo de Austin de ver reflejados en las tarifas del gas sus valores medioambientales y de defensa del consumidor.
“Tengo muy poca fe en que la Comisión de Ferrocarriles vaya a hacer lo correcto por los contribuyentes y el medioambiente”, dijo Alter. “Al menos representamos a nuestros electores”.
Incluso si la comisión decide aceptar las propuestas de tarifas de Texas Gas Service, Alter y otros dicen que la ciudad tiene opciones.
Por un lado, Austin podría buscar una nueva compañía de gas con la que asociarse dentro de dos años, cuando se renueve el contrato actual con Texas Gas Service.
La ciudad también podría estudiar la posibilidad de comprar directamente el sistema de distribución de gas local y explotarlo como servicio público, del mismo modo que hace con sus servicios de agua y electricidad.
Los defensores de este plan se remiten a San Antonio, que explota una empresa pública de gas y, según dicen, aplica tarifas más bajas que las de Austin.
Sin embargo, Alter señala que explotar una empresa de gas podría ser una propuesta financiera complicada en una ciudad donde muchos votantes quieren prescindir completamente del gas por razones medioambientales.
“Si hiciéramos la significativa inversión de capital que supondría convertir el servicio de gas en propiedad de la ciudad, ¿lo haríamos con la intención última de llevarlo a la ruina?”, se preguntó. “Vamos a tener muchas conversaciones en los próximos años [sobre] nuestros servicios públicos, y ésta es una de ellas”.