Un cráneo fracturado. Una grave herida en el pecho. Una mandíbula rota del golpe de una bolsa llena balas de plomo que terminó dentro de la boca de una persona. Las heridas de los manifestantes durante el último fin de semana de mayo podrían haber sido fatales, dijo el jefe del servicio de emergencia del condado de Austin-Travis a los miembros del ayuntamiento el viernes pasado por la mañana. La recuperación física y psicológica de estas personas podría llevar años.
Y todas las heridas fueron causadas por la policía.
El jefe de policía, Brian Manley, dijo a los miembros del consejo municipal que los oficiales lanzaron a los manifestantes bolsas llenas de perdigones de plomo, golpearon a ocho personas en la cabeza o el cuello; y al menos tres personas fueron hospitalizadas.
El Jefe del Servicio de Emergencia (EMS, en inglés), Ernesto Rodríguez, dijo que algunos oficiales del Departamento de Policía de Austin (APD, en inglés) también resultaron heridos: uno de ellos requirió puntos de sutura.
En respuesta al relato de la policía sobre lo que pasó el sábado 30 y el domingo 31 de mayo, casi la mitad de los miembros del consejo municipal dijeron que habían perdido la fe en el liderazgo de Manley o que sentían que no contaban con un socio para llevar adelante cambios. El concejal Greg Casar y la alcaldesa interina Delia Garza, que han expresado sus críticas a Manley en otros asuntos, le pidieron que renunciara.
El consejo votará esta semana cambios en la política policial, incluyendo la prohibición del uso de gas lacrimógeno y municiones "menos letales" durante las manifestaciones y pedirá al departamento que reduzca significativamente su stock de equipos de tipo militar.
"Estoy consternado por muchos de los temas planteados anoche", dijo Casar a Manley, refiriéndose a una reunión de emergencia del consejo donde los residentes expresaron su preocupación por la violencia policial.
Los miembros del consejo y Manley habían escuchado, por teléfono, a más de 100 personas que compartieron sus historias sobre los eventos del último fin de semana de mayo. Edwin Ayala contó a los miembros del consejo, entre sollozos, cómo su hermano de 16 años, Brad Levi Ayala, estaba profundamente dolorido después de que un policía le lanzara una bolsa de balas de plomo en la cabeza.
"Todo lo que pedimos es transparencia, para saber la verdad", dijo. "Para saber lo que pasó".
Antes de las protestas, dijo Manley, el departamento se había preparado para parte de la destrucción que vio en Minneapolis, anticipando que los manifestantes aquí podrían tratar de incendiar el cuartel general de la policía.
Cuando los manifestantes cerraron la I-35, dijo Manley, los oficiales usaron gas lacrimógeno y gas pimienta para sacarlos de la autopista porque temían por la seguridad pública.
"La IH-35 no puede cerrarse innecesariamente porque es la principal autopista interestatal que atraviesa nuestra ciudad y eso pone en peligro la seguridad pública de todos", dijo Manley a los miembros del consejo el viernes pasado. "Si nuestros socorristas -nuestros bomberos, nuestro EMS, o los recursos de la policía- se demoran en llegar a esas llamadas de emergencia para brindar servicio, eso pone en peligro la vida y la seguridad de otras personas".
Manley dijo que los oficiales respondieron a los manifestantes que lanzaban piedras, botellas de agua y fuegos artificiales disparando balas "menos letales", incluyendo bolsas de tela de algodón rellenas de perdigones de plomo. Dijo que un oficial necesitó puntos de sutura después de que le arrojaran un "artefacto explosivo" en la cara, que destrozó su protector facial y lo cortó.
Los manifestantes que hablaron el jueves pasado dijeron que sentían que el tiroteo del APD no fue provocado por ellos y que las manifestaciones se sintieron a veces como una "zona de guerra" y una "masacre". Farah Muscadin, directora de la Oficina de Supervisión de la Policía de la ciudad, dijo que su oficina había remitido 159 quejas en un período de cuatro días de protestas a la División de Asuntos Internos del departamento. Según dijo, en un año normalmente se envían 50 quejas.
La concejala Natasha Harper-Madison cuestionó por qué el APD no había utilizado municiones "menos letales" durante otras protestas recientes, en particular cuando la gente protestó por el cierre de la ciudad a causa del coronavirus.
"No tiene nada que ver con quién está protestando o cuál es el tema de la protesta", dijo Manley. "Tiene que ver con la conducta de los que protestan".
"Eso es inaceptable", respondió Harper-Madison. "No es por ser grosera, pero eso es una evasiva ... Hemos visto, francamente, a personas blancas armadas comportarse mal y no les disparan".
El jueves pasado, Manley dijo que el departamento prohibiría ahora disparar con balas "menos letales" a las multitudes, diciendo que nunca antes había visto algunas de las heridas que causaron.
"Estamos aprendiendo algunas lecciones muy difíciles", dijo. "Estamos viendo algunas heridas muy serias que no estoy seguro de que nadie haya previsto".
Pero miembros del consejo llamaron "decepcionantes" y "poco convincentes" muchas de las respuestas de Manley a las preguntas sobre las decisiones del APD durante ese fin de semana.
"Creo que lo más honorable sería que renunciara", dijo Casar, haciendo eco de los llamados de los activistas para que el jefe de policía deje su cargo. Garza también le pidió la renuncia.
"Tengo que unirme a mis colegas que han pedido al jefe que reconsidere su papel en esta organización, incluyendo la petición de su honorable dimisión", dijo. "No sé cómo le mostramos a la comunidad que estamos escuchando. No sé cómo superamos esto. No sé cómo retenemos la fe en nuestra comunidad después de este fin de semana", dijo refiriéndose al último fin de semana de mayo.
Los miembros del Consejo Jimmy Flannigan y Pio Renteria dijeron que si no veían un cambio claro del departamento pronto, también le pedirían a Manley que renunciara. El alcalde Steve Adler dijo que se había sentido defraudado por la falta de apoyo de Manley en llevar a cabo de algunas políticas del consejo, como los intentos de despenalizar a las personas sin hogar, pero no habló de renuncia. (Bajo la ley estatal, el Consejo de la Ciudad no tiene el poder de despedir al jefe de policía; nadie parece tener ese poder. El administrador de la ciudad, actualmente Spencer Cronk, sólo puede degradar al jefe de policía).
Otros miembros del consejo dijeron estar decepcionados con Manley, y le preguntaron si la violencia policial de ese fin de semana era un indicio de un problema sistémico mayor en el departamento de policía.
"Por lo que sabe, jefe, ¿cree que lo que escuchamos y vimos ese fin de semana sólo representa casos aislados que son sólo parte de un error o equivocación, o está de acuerdo en que necesitamos una reforma institucional?," le preguntó Alison Alter, miembro del consejo.
Manley respondió: "No creo que los sucesos del fin de semana lleven a la gente a creer automáticamente que hay un problema cultural".
Sin embargo, en abril, un investigador externo contratado por la ciudad para investigar denuncias de racismo entre los más altos rangos del departamento, escribió que "hay algunas cuestiones culturales reales que necesitan atención".
Y en diciembre, el consejo votó una auditoría sobre racismo e intolerancia en el departamento.
Harper-Madison dijo que estaba lista para tomar medidas: "El tiempo de continuar hablando en círculos se ha terminado absolutamente".
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