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Las comunidades latinas podrían enfrentarse a un retroceso generacional en el crecimiento de la riqueza, ya que el impacto de la pandemia exacerba una brecha ya existente en la financiación de sus pequeños negocios.
Juan Ríos está sentado entre las máquinas de coser, hacer ojales y tachuelas de su negocio, Chicago Custom Tailor Shop, en el norte de San Antonio.
La tienda de cuatro habitaciones es estrecha. Hay pocas posibilidades para el distanciamiento social. El sonido de una sola máquina de coser flota desde una de las pequeñas habitaciones detrás de Ríos. Uno de los sastres arregla unos pantalones.
El sastre libera los pantalones de la máquina de coser y coloca las tijeras sobre la mesa con firmeza.
Pueden [los sastres de su tienda] hacer cualquier cosa que se necesite, dijo Ríos alzando la voz para hacerse oír sobre el ruido de la máquina. En ese momento, Rios intentaba algo que no ha podido hacer en 24 años: conseguir un préstamo comercial.
"Va a ser difícil. Siendo un pequeño negocio como el mío, ya no hay nada entrando. Tengo que pagar las cuentas de todos modos," dijo con un fuerte acento.
Rios se mudó a San Antonio desde Chicago hace 25 años e incluso antes de hacerlo utilizó préstamos personales para financiar sus negocios, algunos con un interés tan alto como del 18%.
Los bancos le dijeron que su negocio era demasiado pequeño para obtener un préstamo, recuerda. La tienda nunca ha tenido más de siete empleados a la vez, y ahora sólo tiene dos además de él mismo. Las pocas veces que intentó obtener préstamos, los mismos influyeron para que dejara de intentarlo.
"No sé exactamente lo que es. Somos demasiado pequeños y ellos [los bancos pueden haber] tenido miedo de que no fuésemos a pagarles. Eso es lo que pienso, es en parte discriminación probablemente," dijo.
Los préstamos bancarios para pequeñas empresas de menos de $100,000 se redujeron en casi un 50% entre 2007 y 2018, según datos federales. Esto demuestra que las pequeñas empresas que pertenecen a las minorías tienen dificultades para acceder a la financiación bancaria.
Según la Reserva Federal, los latinos propietarios de negocios como Ríos tienen más probabilidades de enfrentar brechas de financiación, en comparación con las personas blancas dueñas de negocios, y entonces recurren a préstamos personales y tarjetas de crédito.
Para Noel Poyo, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Constructores de Activos de la Comunidad Latina, la crisis actual se ve mal para los latinos propietarios de negocios.
"Esto va a ser un golpe macroeconómico a largo plazo en la economía de los Estados Unidos. Y luego una especie de destrucción de activos generacionales para las comunidades de color y la gente de bajos ingresos en particular," señaló.
La gran recesión hizo retroceder mucho a los latinos y, según Poyo, esto podría ser peor.
La buena noticia es que el país sabe que necesitamos poner dinero en efectivo en las manos de los dueños de negocios. Poyo elogió la idea del Programa de Protección de Pago de Nómina, los $350 mil millones ($350 billones) destinados a las pequeñas empresas para mantener a la gente en nómina.
La mala noticia es que como el programa pasa en gran medida por los bancos, el gobierno deja fuera a las comunidades de color que tienen menos probabilidades de mantener una relación con estas entidades.
"No se trata de no tener un acceso lo suficientemente bueno. Se trata de estar excluido por completo," dijo Poyo.
El director ejecutivo comparó el flujo de dinero con el juego Plinko, del programa El Precio Justo (The Price is Right). Los concursantes dejan caer un disco por un tablero vertical gigante con clavijas.El disco desciende golpeando las clavijas de forma aparentemente aleatoria hasta que cae en una ranura con una cierta cantidad de dinero.
En la analogía de Poyo, el disco es el dinero y se mueve por ahí hasta llegar a la cuenta de alguien. Las cuentas de bajos ingresos, y las cuentas de la gente de color están en el tablero.
"Y así, si los dólares se canalizan en ciertas ranuras, tenemos que pensar en reorganizar las clavijas o usar un nuevo tablero o como quieras reformular esta metáfora," dijo.
Una forma de hacerlo es presionar al Tesoro y al Congreso para que utilicen las Instituciones Financieras de Desarrollo Comunitario (CDFI, en inglés).
Las CDFI no son bancos, aunque a veces son cooperativas de crédito federales. Ellas ofrecen préstamos a las comunidades menos favorecidas. Datos de la Universidad de New Hampshire muestran que aproximadamente el 80% de los préstamos va a pequeñas empresas propiedad de minorías o de mujeres, o que se encuentran en zonas económicamente desfavorecidas.
Pero sólo una fracción de las más de 1,000 CDFI están certificadas para prestar estos dólares de ayuda federal.
"Estas ya son instituciones financieras certificadas por el Tesoro," dijo Poyo. "Ellas no obtuvieron la certificación del Tesoro porque estuvieran, ya sabes, andando por la calle."
Poyo y otros defensores quieren que el Tesoro dé luz verde a todas estas instituciones. El Congreso está considerando una segunda infusión de dinero para las pequeñas empresas.
CDFI LiftFund con sede en San Antonio va a todo vapor ofreciendo los préstamos de ayuda. Pero la organización sólo ofreció alrededor de 1,100 préstamos a través de 13 estados en 2018. El alcance de la actual crisis es mucho mayor de lo que puede manejar o incluso podría no tener capital para prestar.
"Por eso hoy hemos anunciado un compromiso de $50 millones para préstamos a pequeñas empresas en todo Texas para continuar nuestro apoyo de larga trayectoria a este motor vital de Texas, el crecimiento económico y el empleo," dijo John Waldron, Director de Operaciones de Goldman Sachs.
La empresa anunció que $25 millones de esos fondos irían al LiftFund para mantener esos dólares fluyendo.
Goldman Sachs está poniendo $550 millones en las CDFI a nivel nacional, pero no está claro si será suficiente para estas microempresas que han sido devastadas por la crisis.
Activistas han estado pidiendo al Tesoro que ponga fondos por adelantado a disposición de las CDFI para cerrar la brecha.
Juan Ríos en el Chicago Custom Tailor Shop no ha pasado por el LiftFund y ha pedido préstamos bancarios para pequeñas empresas durante años.
"Si quieres ganar un dólar, tienes que trabajar por un dólar. Si vas a esperar tres horas a que alguien te diga algo en el banco, estás perdiendo dinero," dijo.
Y no hay garantía.
"Ninguna garantía", dijo Rios.
Afortunadamente, esta vez, dice que el banco fue a él. El banco Comerica le envió un correo electrónico y llenó su solicitud del Programa de Protección de Pago en las últimas semanas. Espera recibir pronto $25,000.
Puede contactar con Paul Flahive en Paul@tpr.org y en Twitter @paulflahive.
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