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Mientras Agosto Hace Arder A Austin, Voluntarios Trazan Mapa De Calles Más Calientes De La Ciudad

A car with a sensor attached to it on a street in Southeast Austin.
Gabriel C. Pérez
/
KUT
Frances Acuña conduce un coche en una ruta designada a través de Austin, usando un sensor para medir el índice de calor.";s

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Un grupo de voluntarios se ha desplegado por Austin y otras 12 ciudades de Estados Unidos este verano para tomar -literalmente- la temperatura de sus barrios. La recopilación de datos es parte de un proyecto para ayudar a proteger a la gente mientras el mundo se sofoca. Y, en muchos lugares, pone en evidencia cómo las comunidades ya vulnerables son las que más sufren por el cambio climático y el calor urbano.

Una voluntaria, Frances Acuña, residente de Dove Springs desde hace mucho tiempo, dice que ha notado que su vecindario se ha vuelto cada vez más caluroso, y los registros la respaldan. En las últimas dos décadas, se han hecho habituales los largos tramos de días de temperaturas de tres dígitos. Las noches tampoco se están enfriando como antes.

"Me di cuenta ayer tan pronto como salí, fue como si el calor penetrara en mi piel", dijo Acuña en una reciente mañana de agosto.

Como muchos barrios de Austin, Drove Springs -tradicionalmente hispano y de clase trabajadora- fue construido para los autos. Carreteras de cuatro carriles con centros comerciales y conglomerados de apartamentos llevan a quienes viajan fuera de la carretera a sinuosas calles de casas unifamiliares de la era de los 70.

Y todo ese asfalto y concreto, combinado con el cambio climático, hace que el calor sea aún peor. Absorben el calor, y luego lo irradian de nuevo al aire. Este fenómeno se conoce como el efecto isla de calor urbano, e incluso dentro de las ciudades, puede cambiar la temperatura entre 10 y 15 grados en solo unas de calles de diferencia.

A menudo, las partes más calientes de la ciudad son las de menores ingresos, como Dove Springs, porque es probable que tengan menos árboles y más hormigón.

Y estas áreas tienen menos recursos para combatir enfermedades relacionadas con el calor. Así que, para Acuña, defensora de la salud pública, este es un tema de justicia ambiental.

"Tenemos más casos de asma, tenemos más infecciones respiratorias", dice. "Creo que todo esto tiene que ver con el calor".

Por eso, Acuña es una de las 12 voluntarias que aceptaron participar en el proyecto de medición de calor en Austin. Durante un día, coloca un sensor especial en el lateral de su auto y conduce por la comunidad para hacer mapas de calor muy detallados.

Día al volante

"Sobresalen como... los snorkels, supongo que se podría decir", dice Marc Coudert, gerente de programas de la Oficina de Sostenibilidad de Austin, sobre los sensores.

Las ciudades suelen usar satélites para trazar mapas de los puntos calientes, pero los satélites miden la temperatura del suelo y no el índice de calor del aire. Así que, lugares como los estacionamientos de los centros comerciales y los aeropuertos son los más calientes en los mapas.

Marc Coudert with Austin's Office of Sustainability, attaches a sensor to Acuna's car.
Credit Michael Minasi / KUT
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KUT
Marc Coudert, de la Oficina de Sostenibilidad de Austin, coloca un sensor en el coche de Acuña.

"No queremos usar esos [datos] como un mecanismo de inversión en Austin para reducir el calor", dice Coudert, "porque hay muy pocas personas que viven en el aeropuerto; hay muy pocas personas o ninguna que viven en centros comerciales".

Los voluntarios conducen con los sensores a través de rutas especialmente diseñadas tres veces en un día -mañana, mediodía y tarde- midiendo el índice de calor donde es más probable que la gente viva, trabaje y juegue.

"Las rutas son muy específicas", dice Coudert, y pueden ser confusas.

A map of the route
Credit Michael Minasi / KUT
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KUT
Los voluntarios deben seguir una ruta designada tres veces al día y medir el índice de calor.

Para facilitar el recorrido, una amiga de Acuña la ayuda a navegar. Al pasar por una parada de autobús sin estructura de sombra, ella habla de dar paseos a los vecinos para sacarlos del sol. Pasando por la escuela de su hijo, menciona cómo en días calurosos él llega a su casa deshidratado y "rojo, completamente rojo". En un área de gran actividad de construcción, dice que su hermano trabaja como techador y lucha bajo el sol del verano.

"Creo que cuanto más se vive con este calor... más resistente se vuelve la gente", dice. "Pero al final del día, ahí es donde se acortan los años de tu vida".

Coudert dice que las observaciones de Acuña ayudarán tanto como los propios mapas a entender el "verdadero impacto" del calor en los barrios de Austin. Después de que los datos sean recopilados, este tipo de aporte de la comunidad guiará los proyectos de mitigación del calor.

Esos proyectos podrían ser simples, como poner árboles, estructuras de sombra o más cruces peatonales para sacar a la gente del sol más rápido. O podrían ser más complicados.

"Tal vez, no es una estructura, tal vez son realmente políticas", dice Coudert. "Quizás, es cómo establecemos los horarios en que los lugares están abiertos. Tal vez, es entender cómo la gente llega a una tienda de comestibles desde su casa y tiene que tomar dos autobuses en lugar de uno".

Soluciones globales, preocupaciones locales

Los mapas altamente localizados también podrían hacer avanzar la ciencia a escala mundial.

"Todavía no entendemos completamente todo lo que hay que saber sobre las islas de calor urbano", dice Hunter Jones, gerente de proyectos de clima y salud de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés), la agencia federal que paga los estudios.

Jones dice que los investigadores utilizarán los mapas para aprender cómo el calor urbano interactúa con el cambio climático y qué estrategias funcionarán mejor para combatirlo.

"Sería interesante volver atrás y mirar algunos unos años más tarde para ver cómo han cambiado las cosas tanto intencionalmente como sin intención", dice, "para ver cómo se han desarrollado las cosas".

Pero el proyecto también revela cómo algunas soluciones climáticas se complican cuando se enfrentan a las preocupaciones diarias de la gente.

Acuña dice que le gustan algunos de los planes de mitigación de los que ha oído hablar, pero también hay estrategias que ponen a los residentes como ella en conflicto con la ciudad. La densidad residencial es una de ellas, algo de lo que dice -en broma- no se callará.

Los desarrollos más densos son una parte clave de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para la ciudad de Austin, la construcción de vecindarios más densos y transitables es una estrategia climática a largo plazo.

Pero, en barrios como Dove Springs, un nuevo desarrollo a menudo trae consigo gentrificación y desplazamiento, y a Acuña le preocupa que contribuya a aumentar el calor urbano y las inundaciones.

"Aquí todo era espacio verde y todo era hermoso", dice conduciendo a través de calles con nuevas construcciones. "Y ahora todo lo que vemos son tejados".

En lugar de un crecimiento más denso, quiere que la ciudad financie nuevas rutas de senderismo y ciclismo a lo largo de las zonas verdes del barrio. Ese tipo de infraestructura verde ya es común en las partes más ricas de la ciudad y podría ayudar a la gente a mantenerse más fresca y saludable al aire libre.

Sin embargo, dada la rapidez con la que está cambiando East Austin, también se pregunta por cuánto tiempo la gente que vive en Dove Springs ahora estará cerca para disfrutarlo.

"Cada vez que veo un cambio, no lo veo para mí o para mis hijos", dice. "Lo veo por los recién llegados".

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Mose Buchele focuses on energy and environmental reporting at KUT. Got a tip? Email him at mbuchele@kut.org. Follow him on Twitter @mosebuchele.
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