Dirigir una orquesta de escuela conlleva para Madeline Horrell una serie de pequeños actos: mover el meñique de un estudiante ligeramente, afinar rápidamente un violín, tomar un violonchelo para reemplazar una cuerda rota.
Pero la magia de tocar en grupo ocurre cuando los estudiantes que empiezan a tocar una pieza juntos, se mejoran mutuamente.
"Cuando normalmente tocamos juntos, reaccionamos unos con otros", dijo Horrell, que enseña en la Escuela Secundaria Kealing. "Oyes algo y sigues el juego o te adaptas y escuchas".
Todo eso ha desaparecido desde que da clases por Zoom. Los estudiantes de orquesta se conectan a la clase e inmediatamente se silencian porque los intervalos en línea son demasiado. Horrell les ordena que ensayen un solfeo o repasen una canción, pero los alumnos sólo pueden oírse a sí mismos.
"Todavía estamos pensando cómo podemos hacer todo esto con Zoom", dijo.
A partir de este lunes, sin embargo, se enfrenta a un nuevo desafío: enseñar a los estudiantes en línea y en persona. A la vez.
Debido a las reglas del estado, el Distrito Escolar Independiente (ISD, en inglés) de Austin debe empezar a permitir que los estudiantes que quieran volver al campus puedan hacerlo. Los estudiantes están regresando por clase y necesidades, y los edificios no pueden tener más de un 25% de capacidad.
Confusión e inconsistencia
Hace una semana, Horrell no sabía cómo iba a planificar el día de hoy.
"Realmente no sé cómo será [este lunes]", dijo la semana pasada. "Y vamos a tratar de estar preparados para lo que sea, basándonos en lo que sabemos ahora".
Ella no sabía mucho. Los estudiantes que regresen se quedarán en una "cápsula", esencialmente un salón de clases del que nunca saldrán. Todas las clases seguirán siendo impartidas virtualmente. Así que, en un aula, cada estudiante estará en una computadora tomando una clase diferente. El profesor que supervisa el grupo, mientras tanto, estará instruyendo a su propia clase.
Pero eso es muy difícil para un profesor de orquesta. Cuando todo el mundo es virtual, Horrell puede tocar su instrumento para enseñar cómo debe sonar algo. Si está monitoreando un aula con un grupo de estudiantes haciendo otro trabajo, no puede tocar. Los estudiantes que regresan tampoco pueden tocar si otros estudiantes están trabajando.
"Todo el mundo está haciendo lo mejor que puede y tratando de entender estas cosas. Pero crea un espacio donde no sé qué es lo que está pasando"
Además, hubo una inconsistencia en el distrito. La semana pasada, la superintendente Stephanie Elizalde dijo que los estudiantes podían cambiar de clase. Sin embargo, la funcionaria cambió rápidamente de opinión, después de que los profesores rechazaran la medida.
Una semana antes de que empezaran las clases presenciales, muchos profesores que solicitaron un acomodo médico para enseñar desde casa no habían oído todavía si sus peticiones estaban aprobadas.
"Ha sido muy estresante", dijo Horrell. "Tienes todas estas preguntas, pero ni siquiera estás seguro de si debes preguntar, porque sientes que la persona a la que le preguntas tampoco lo sabrá. Todo el mundo está haciendo lo mejor que puede y tratando de entender estas cosas. Pero crea un espacio donde no sé lo que está pasando".
Andrea Yz, una maestra de educación especial bilingüe de la Escuela Primaria Sunset Valley, está en una posición similar. En un año escolar típico, ella pasaría sus días con estudiantes de diferentes grados y en distintas aulas. A menudo, separaba a un estudiante de la clase o se sentaba con ellos en la clase de educación general. Esto no se traduce muy fácilmente a Zoom, pero tampoco sabe cómo será en persona durante una pandemia.
"Creo que muchos profesores sienten que no están 100% seguros de cómo se verá", dijo Yz.
'Nos vamos a quebrar'
Yz dijo que proporcionar servicios de educación especial ha sido prácticamente difícil. Cada estudiante tiene un plan diferente para atender sus necesidades. Antes de la pandemia, trabajaba con los estudiantes de diferentes maneras, dependiendo de lo que pensaba que les ayudaría mejor: trabajando en pequeños grupos, trabajando uno a uno, o dividiendo el tiempo a lo largo del día.
Nada de eso es fácil con Zoom.
"Al frente de cada decisión que creo que tomamos... tenemos que pensar en lo que es mejor para el niño", dijo Yz. "Y me cuesta pedirle a un niño de segundo grado que esté en línea por seis horas seguidas".
La idea de tener estudiantes tanto en línea como en el edificio de la escuela sólo aumenta su estrés. Yz dijo que la educación especial es mucho mejor cara a cara, pero no quiere que los estudiantes que regresan a las escuelas reciban mejores servicios que los estudiantes en línea.
También está nerviosa por la seguridad al caminar por el edificio de la escuela y por tener que estar en varias aulas. Por lo tanto, ninguno de los dos escenarios se siente bien para ella o sus estudiantes.
"Hacer malabarismos con eso cara a cara y virtualmente, sin cinco horas extra mágicas en la semana o personal adicional, nos da un montón de desafíos", dijo.
"Creo que es la primera vez desde [mi primer ano] que realmente pienso: 'Cuanto tiempo voy a seguir en esta carrera'"
La idea del aprendizaje en línea y en persona también está estresando a Horrell. Según dijo, se pasó todo el verano tratando de averiguar cómo enseñar orquesta en línea, y ahora tiene que analizar cómo acomodar a los estudiantes que regresan a la escuela.
"Es como si pudiéramos hacer esto y también tenemos que lidiar con los niños que están en el edificio", dijo. "Parece una locura. Parece que hemos pasado todo este tiempo tratando de resolver esto para que [ahora] cambie, es difícil".
Horrell solía enseñar en Houston, donde los estudiantes han vuelto a las aulas por unas semanas. Dijo que sus amigos de allí le comentaron que es una pesadilla tratar de enseñar a los estudiantes en dos situaciones muy diferentes.
"Creo que es la primera vez desde [mi primer año] que realmente he pensado '¿Cuánto tiempo voy a seguir en esta carrera?'", dijo, recordando lo abrumada que se había sentido antes de enamorarse de la enseñanza.
"No son sólo los fines de semana y las horas de trabajo, también es como que no nos sentimos apreciados en una industria. Se siente como que el estado y el gobierno en general no quiere valorarnos".
Yz también se siente agotada por lo que se le pide a los profesores. Dijo que enseñar en línea y en persona son dos trabajos separados, y sin apoyo u orientación adicional será difícil tener éxito.
"Se siente, muy a menudo, imposible", dijo. "Eso no es algo que realmente haya sentido alguna vez como profesora. Siempre he sentido que donde hay voluntad hay un camino, y vamos a hacer que funcione. Se siente como si nos estuvieran jalando tanto que nos vamos a quebrar. No sé cuánto podamos aguantar".
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