Jarymar Arana aprieta su mochila fuera de un complejo de apartamentos en Pflugerville justo después de las 8 a.m. de un domingo reciente. Arana no vive aquí, pero cientos de personas sí, y a casi dos docenas de ellas se les han presentado órdenes de desalojo durante la pandemia.
"Tienen casos de desalojo pendientes en los tribunales del Condado de Travis", dice Arana. "Por lo tanto, lo que estamos haciendo es colocar carteles en las puertas, obviamente respetando el distanciamiento social, con información sobre los derechos de los inquilinos y las protecciones de desalojo".
Arana es organizadora de Building and Strengthening Tenant Action, o BASTA. El grupo ha pasado las últimas dos semanas colocando 10,000 carteles de plástico en las manijas de las puertas de los inquilinos que viven en edificios donde los caseros han buscado desalojarlos en los últimos meses. Los letreros, impresos en inglés y español, dirigen a los inquilinos a un sitio web donde pueden informarse sobre las protecciones actuales contra el desalojo.
"El desalojo siempre ha sido una especie de proceso violento, un proceso devastador, porque daña tu crédito, daña tu capacidad de elegir dónde vas a vivir después", dice Arana. "Durante la pandemia, obviamente, existe la preocupación añadida de que la gente tenga que abandonar sus casas durante una pandemia, básicamente teniendo que exponerse a este virus. Podría ser un asunto de vida o muerte".
La esperanza es que los inquilinos puedan comprender mejor la cantidad de protecciones de desalojo siempre cambiantes durante la pandemia del COVID-19.
"Hay... cierta confusión sobre quién puede ser legalmente desalojado durante este tiempo y quién no", dice Arana.
Algunas ciudades, incluyendo Austin, prohibieron los desalojos desde el principio. Luego hubo una moratoria a nivel estatal y, después, protecciones federales (aunque sólo para las personas que residían en ciertas viviendas). Al final del verano, algunas de estas órdenes expiraron, mientras que otras fueron prorrogadas o modificadas.
Saber si uno estaba protegido contra un desalojo a menudo significaba entender cómo se financiaba el apartamento en el que se vivía, o saber qué prohibiciones locales o estatales seguían en vigencia.
"Los inquilinos siguen estando confundidos sobre las protecciones que les aplican", dijo Christina Rosales, subdirectora del grupo de defensa sin fines de lucro Texas Housers.
El mes pasado, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) emitieron una orden que esencialmente prohíbe a los caseros desalojar a los inquilinos por no pagar el alquiler hasta el final del 2020. La orden requiere que los inquilinos firmen una declaración diciendo que han perdido ingresos u horas de trabajo y que han hecho lo posible por pagar parte de su alquiler. Luego tienen que dar esta declaración a su casero.
Pero estaba claro desde el principio que algunos inquilinos no eran conscientes de esto. Y los jueces, que se supone que no deben abogar en nombre de ninguna de las partes en un caso, a menudo no explicaron la orden de los CDC cuando atendían un caso de desalojo.
"¿Ha entregado una declaración?", le preguntó la Jueza de Paz del Condado de Hays Beth Smith a un inquilino en una audiencia de desalojo virtual en septiembre. Fue días después de que la orden de los CDC entrara en vigencia.
Cuando el inquilino dijo que no, el juez continuó con el desalojo. Tres inquilinos se enfrentaron a un desalojo ese día y ninguno de ellos había firmado y dado una declaración a su casero que podría haberlos protegido.
Desde entonces, la Corte Suprema de Texas ha dicho que los condados deben incluir información sobre la orden de los CDC en las notificaciones de desalojo que reciben los inquilinos.
Algunas personas que trabajan con inquilinos dicen que la gente parece entender mejor las protecciones de desalojo ahora. Pero la defensora de vivienda del Concejo de Inquilinos de Austin, Lesly Ramírez, dijo que todavía recibe llamadas de personas confundidas.
"Llaman y dicen: 'Sé que tengo derechos'. Pero no sé exactamente cuáles son'", dijo Ramírez. También cuenta que ha notado más llamadas de hispanohablantes.
Ahí es donde entra la gente como Arana.
Ese domingo por la mañana puso casi 400 carteles en las puertas, subió las escaleras y bajó rápidamente por los pasillos.
"Siendo una organizadora, una de las ventajas es que no se necesita ser miembro de un gimnasio", bromeó.
La esperanza es que la información que reciban los inquilinos los sostenga durante todo el año, cuando la orden de los CDC está por expirar. Una vez que eso suceda, puede haber otras protecciones locales, estatales o nacionales establecidas y más información que descifrar.
¿Tienes un tip noticioso? Envía un correo electrónico a Audrey McGlinchy a audrey@kut.org. También puedes seguirla en Twitter en @AKMcGlinchy.
Si has encontrado valioso el reportaje anterior, por favor considera hacer una donación para apoyarlo. Tu aportación paga todo lo que encuentres en KUT.org. Gracias por donar hoy.
Las traducciones de contenido selecto de KUT son posibles gracias al apoyo financiero de Texas Mutual Insurance Company, un proveedor de compensación de trabajadores.