En la esquina de la calle César Chávez y la I-35, hubo una vez una revolución: un edificio que albergaba la Universidad Juárez-Lincoln. Pero Juárez-Lincoln era mucho más que una universidad.
En los años 60, la educación estaba hecha por blancos para estudiantes blancos. Los inmigrantes tenían que adaptarse como clavijas cuadradas en agujeros redondos. La Universidad Juárez-Lincoln fue fundada por la comunidad inmigrante y latina para arreglar un sistema educativo en Texas que dejaba atrás a muchos niños inmigrantes.
Ahora, es un IHOP.
La primera vez que Pedro Berlanga oyó hablar de la Universidad Juárez-Lincoln fue en una exposición en el Museo Carver de East Austin.
"Fue alucinante encontrarme con esa historia y no ser consciente de ello en absoluto", dijo.
Le preguntó al proyecto ATXplained de KUT qué pasó con la universidad.
Aparte de unos pocos párrafos aquí y allá, Internet no revela mucho.
"Realmente habla de las historias ocultas", dijo Jaime Puente, que investigó la universidad en la escuela de posgrado, "como las múltiples historias ocultas que empecé a descubrir a medida que aprendía más sobre Juárez-Lincoln".
Un levantamiento en Crystal City
Para entender el origen de Juárez-Lincoln, tenemos que hacer un viaje en el tiempo hasta Crystal City, al oeste de San Antonio. En los años 60, los chicanos de la ciudad superaban en número a los blancos. Pero todos los miembros del consejo escolar eran blancos.
Esto provocó mucha discriminación. A los alumnos solo se les permitía hablar inglés. A los profesores no se les permitía enseñar historia latinoamericana. Las contribuciones chicanas estaban ausentes de los libros de historia. Al equipo de cheerleaders sólo se le permitía tener una estudiante no blanca en el equipo.
Un día de 1969, los estudiantes se hartaron.
Organizaron una huelga, obligando al consejo escolar a aceptar sus demandas o cerrar el semestre. Cuando llegaron las elecciones al consejo escolar, el recién formado Partido Raza Unida ganó la mayoría de los puestos.
"Cuando los chicanos se hicieron con el control del consejo escolar de Crystal City, los profesores blancos, liderados en aquel momento por la Texas Classroom Teachers Association, llamaron al boicot", explica Puente. Instaron a los profesores a no enseñar en Crystal City hasta que la junta dejara de aplicar cambios destinados a aportar equidad a un distrito escolar que históricamente había desatendido las necesidades de la mayoría de sus estudiantes.
En respuesta, los miembros del Partido Raza Unida y otros decidieron que estaban dispuestos a hacer algo más grande para arreglar la educación de los chicanos en Texas.
Educar a los educadores
Un grupo de activistas chicanos, entre los que se encontraban miembros de Raza Unida, crearon el Colegio Jacinto-Treviño en 1969 para enseñar a los educadores a trabajar en lugares como Crystal City.
El colegio utilizaba un modelo denominado "colegio sin paredes". Los estudiantes trabajaban con asesores para obtener créditos por sus trabajos y experiencia como voluntarios. Piensa en un programa universitario en el que todas tus clases son prácticas.
Esto permitió a muchos estudiantes obtener títulos a su propio ritmo, haciendo la educación universitaria mucho más accesible para los chicanos. Se esperaba que los graduados del Colegio se incorporaran a la fuerza laboral y retribuyeran en forma de educación a la siguiente generación de chicanos.
Algunos profesores veían al Colegio como un simple colegio. Otros pensaban que debía ser un centro de formación para que los jóvenes activistas aprendieran a protestar y a llamar la atención sobre la difícil situación de los chicanos en su conjunto.
El desacuerdo sobre el propósito de la escuela llevó a André Guerrero y Leonard Mestas a fundar la Universidad Juárez-Lincoln en 1971. Trajeron consigo a un puñado de profesores y estudiantes del Colegio.
En su apogeo, la universidad contaba con unos 1,200 estudiantes matriculados. Leonard Nimoy, conocido por su papel de Spock en la serie original de Star Trek, es uno de los graduados más famosos de Juárez-Lincoln. La universidad empezó en el campus de St. Edwards, pero a medida que aumentaban las matriculaciones, era lógico que necesitara su propio espacio.
Un hogar en West Austin
En 1976, la universidad se trasladó a una iglesia reformada en la esquina de la I-35 y la calle First (ahora César Chávez). Hoy tiene un aspecto muy diferente, pero a principios de los 70, la calle Rainey formaba parte de un barrio mexicano-americano de clase trabajadora.
El edificio era único para un lugar que atendía a la población latina: estaba al oeste de la I-35. El plan maestro de 1928, que segregó sistemáticamente a los residentes negros de la ciudad hacia el este de Austin, también segregó a los chicanos de la ciudad.
En aquella época, había una planta cárnica y avícola a orillas del lago Lady Bird, en el lado oeste de la autopista. El lago se utilizaba como lugar para tirar las cosas asquerosas que no llegaban a convertirse en salchichas.
"Eso producía un olor bastante decente si te lo puedes imaginar", dijo Puente. "Los mexicano-americanos podían comprar, y se les permitía comprar en esta zona porque nadie más quería hacerlo".
Ese mismo año, el muralista local Raúl Valdez pintó lo que se convirtió en un icónico mural en el exterior del edificio.
"Decidí pintar un tema universal, que es la tierra, el viento, el fuego y el agua — los cuatro elementos — pero representarlos a la mexicana", dijo. "Todos estos símbolos eran símbolos nativos, ya sabes, que nacemos aquí y aquí mismo, en las Américas".
El mural colgaba sobre el barrio como una valla publicitaria, demostrando el orgullo que los residentes sentían por su herencia y por su pequeña comunidad de West Austin.
Sin embargo, el éxito de la Universidad no duraría mucho. Juárez-Lincoln dependía de subvenciones federales para mantenerse a flote, como muchas organizaciones activistas de la época.
"La matrícula rara vez paga las facturas en una universidad o institución, especialmente en Juárez-Lincoln, donde los estudiantes necesariamente no tenían dinero para pagar la matrícula, per se", dijo Puente.
En 1979, casi una década después de su fundación, la escuela se quedó sin dinero y tuvo que cerrar. Pero el edificio que albergaba la universidad perduró en la comunidad.
Larga vida a Juárez-Lincoln
La comunidad acogió el edificio y el mural en los años posteriores al cierre de la universidad. Lo utilizaron como espacio comunitario polivalente que albergaba desde organizaciones activistas hasta un mercado comunitario.
En los años 70, los promotores inmobiliarios empezaron a invadir Rainey. Consideraron que un barrio a orillas del lago, justo al lado de la autopista en el centro de Austin, era el lugar perfecto para urbanizar. Eso convirtió a sus habitantes en un obstáculo para obtener beneficios.
Al final, sin dinero para mantener el campus, Mestas vendió el edificio en 1981. Muchos vecinos no estaban contentos.
En 1983, llegaron equipos de demolición para derribar el edificio Juárez-Lincoln.
La forma en que apuntaron a la cara en el mural parece personal. La Universidad Juárez-Lincoln desapareció. Pero el movimiento que llevó a su creación sigue vivo en la lucha por mantener los libros accesibles, impedir que se reescriba la historia y permitir a los estudiantes la libertad de aprender sobre quiénes son realmente.
Traducido por Maria Arce
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