Los carteles de la Nehemiah Christian School animan a la lectura y al "juego dramático". Tejidos y otras obras de arte salpican las paredes, mientras que plantas de exuberantes hojas verdes se derraman sobre macetetro de terracota.
Los niños se sientan alrededor de una pequeña mesa frente a Tamitha Blackmon, que dirige este programa de guardería desde su casa en el extremo este de Austin. Señala un calendario de madera y pide a los niños que le digan el año y el mes. Ellos responden con entusiasmo: "¡2023!" y "¡septiembre!".
Blackmon era maestra de tercer grado antes de abrir la Nehemiah Christian School hace 10 años.
"La razón por la que vine y bajé a preescolar, bebés, niños pequeños y todo eso es porque vi un déficit de lectura en la enseñanza de tercer grado", dijo. "Así que pensé: ¿Por qué no sentar las bases?".
La Nehemiah Christian School tiene la calificación más alta posible — cuatro estrellas — del Programa Rising Star de Texas, que evalúa los centros de cuidado infantil y las instalaciones registradas de cuidado infantil en el hogar que forman parte del programa de cuidado infantil subvencionado de la Comisión de la Fuerza Laboral de Texas. Sin embargo, Blackmon afirma que hoy en día es casi imposible conseguir que el cuidado infantil de alta calidad sea asequible. Los proveedores tienen que hacer frente a la inflación y a los elevados impuestos sobre la propiedad. También se enfrentan a márgenes de beneficio estrechos porque lo que las familias pueden permitirse pagar no cubre el costo de gestionar este tipo de negocio.
"Decir que ofrecemos un servicio de guardería asequible y de alta calidad es algo que no encaja en absoluto", afirma.
Para que las familias a las que atiende puedan acceder a una guardería asequible, Blackmon afirma que debe pagar menos a sus empleados y, a menudo, no pagarse nada a sí misma. Pero eso cambió por un tiempo durante la pandemia, cuando el gobierno federal invirtió miles de millones de dólares de ayuda para mantener a flote las guarderías.
"Pude darle a mi empleado una paga por COVID; pude darle un aumento, lo que le facilitó mucho las cosas a la hora de pagar sus facturas porque tiene familia", explica. "Pude empezar a pagarme algo a mí misma, lo que facilitó mucho las cosas".
Pero esa ayuda federal se está acabando, y los proveedores de cuidado infantil — y las familias que dependen de ellos — se enfrentan a un futuro incierto. Blackmon ya ha recibido el último pago de su programa. Dice que podrá seguir abierto, pero espera que otros proveedores cierren.
"Sé que se producirán algunos cierres y eso afectará a los centros que permanezcan abiertos", afirma. "Probablemente estarán al límite de su capacidad y los padres no podrán encontrar guarderías de inmediato".
Cuidado infantil infravalorado
A principios de este año, proveedores y defensores instaron a la Legislatura, controlada por los republicanos, a invertir en el cuidado infantil en previsión de que la ayuda por la pandemia finalizaría en septiembre.
Pidieron a los legisladores de Texas, que tenían un superávit presupuestario de casi 33,000 millones de dólares, que aumentaran la financiación estatal para el cuidado infantil en 2,290 millones de dólares. No lo hicieron.
David Feigen, director de política de aprendizaje temprano en Texans Care for Children, dijo que el fin de la financiación federal sin una infusión de nuevos dólares estatales deja a los proveedores en una encrucijada.
"Van a tener que decidir: ¿Tengo que aumentar los costos de los padres a los que atiendo? ¿Tendré que despedir a personal que no puedo mantener? ¿Voy a tener que cerrar aulas o voy a tener que cerrar mi programa por completo?", dijo. "Porque no tienen fondos de sobra".
"No somos niñeras; somos educadoras tempranas. Somos los médicos de los niños, sus enfermeras, sus psicólogos, sus profesores, sus segundas madres".Patsy Harnage, cuidadora infantil
Blackmon testificó ante la Legislatura estatal sobre la importancia de aumentar la financiación para el cuidado infantil, especialmente a medida que se van agotando los fondos para la pandemia. Dijo a los legisladores que todos y cada uno de ellos se verían afectados de alguna manera si los centros de cuidado infantil cerraran.
No prestaron atención a esas preocupaciones.
"A veces se puede estar tan alejado de las cosas que ni siquiera se piensa en la realidad del día a día, y creo que eso es lo que está ocurriendo", dijo. "Sobre todo si no tienen hijos en guarderías".
Patsy Harnage, que dirige un centro de cuidado de niños en el norte de Austin, dijo que cree que otra razón por la que los legisladores no aumentaron la financiación para los proveedores es que la gente fundamentalmente malinterpreta lo que hacen.
"No somos niñeras y creo que ese es el concepto que tienen", dijo. "No somos niñeras; somos educadores tempranos. Somos los médicos de los niños, somos sus enfermeras, somos psicólogos, somos profesores, somos sus segundas madres".
Harnage puso en marcha Bright Beginnings, que también tiene una calificación de cuatro estrellas del estado, en 2013. Su centro atiende a más de 130 niños. Decidió lanzar el negocio después de ver una historia en las noticias sobre las altas tasas de abandono escolar.
"Decidí que tenía que marcar la diferencia", afirma. "Necesitaba salir ahí fuera y ayudar a estos niños, darles las herramientas que necesitan para que sientan amor por el aprendizaje".
Al igual que Blackmon, considera que la educación infantil es la mejor manera de preparar a los niños para el éxito en la enseñanza primaria y secundaria. Las investigaciones también demuestran que el aprendizaje temprano aumenta las probabilidades de que los niños permanezcan en la escuela y asistan a la universidad.
Pero, según Harnage, el cuidado de niños es un negocio difícil.
"Si vas a entrar en este negocio, tienes que amar a los niños y a las familias, porque no te vas a hacer rico haciendo esto".
Harnage atiende sobre todo a familias que utilizan subvenciones, pero ella y Blackmon dicen que la tasa de reembolso del Estado está por debajo del costo real de la prestación de cuidados. Harnage dice que ése es uno de los motivos por los que los fondos de ayuda para la pandemia fueron una bendición. Le ayudó a mantener Bright Beginnings abierto y a aumentar el sueldo de sus empleados en un 20%. También le permitió pagarse a sí misma.
Ya no está segura de poder mantener esos salarios.
"Llegados a este punto, si no llegan más fondos, me temo que tendré que despedir a los profesores de alta calidad a los que puedo pagar bien, como se paga en los distritos escolares", afirma. "Y eso me rompe el corazón, porque este programa se basa en la alta calidad y esos profesores son estupendos".
Para retener al personal, dijo, tendría que plantearse subir las tarifas.
"El noventa por ciento de mis familias están subvencionadas, así que eso va a ser muy duro para ellas", dijo. "Y temo que algunas de mis familias tengan que dejar de trabajar".
Harnage dijo que quiere ampliar su negocio y atender a más niños, no recortar personal.
"No quiero volver a ser lo que era. No quiero volver a pasar trabajo. Así que espero y rezo para que las legislaturas, estatal y federal, abran los ojos", dijo.
Un efecto dominó
Aunque los defensores de las guarderías afirman que el fin de la ayuda por la pandemia no provocará cierres de la noche a la mañana, el impacto será generalizado. La Asociación Tejana para la Educación de los Niños Pequeños encuestó a unos 1,700 proveedores el mes pasado para saber cómo esperaban que les fuera sin más fondos federales. El director ejecutivo Cody Summerville dijo que el 26% informó que es probable o muy probable que cierren, mientras que el 43% dijo que no está seguro.
Summerville dijo que la pregunta es difícil de responder para muchos proveedores porque sus negocios no sólo son personales, sino que también sirven como el corazón de sus comunidades.
"¿Voy a tener que cerrar mi pequeña empresa? Es una pregunta realmente emotiva", dijo. "Voy a arriesgarme y decir que [el 26%] es probablemente una estimación conservadora".
Alrededor del 15% de los proveedores de cuidado infantil del condado de Travis dijo que es probable o muy probable que cierren si se acaba la financiación por pandemia; el 48% dijo que no está seguro de si podrá seguir abierto.
Más de un tercio de los proveedores encuestados en el área de Austin tendrán que recortar salarios, reducir personal y atender a menos niños. El 80% ya ha subido o tiene previsto subir la matrícula.
Cualquier aumento en el costo será especialmente difícil para las familias en el condado de Travis, que se encuentra entre los más altos costos de cuidado de niños en Texas, según datos federales.
Cathy McHorse, vicepresidenta de Success by 6 en United Way for Greater Austin, dijo que si los proveedores en el área de Austin tienen que cerrar, esa capacidad no puede ser reemplazada.
"La oferta que tenemos no es suficiente para cubrir nuestras necesidades. Tenemos que proteger el suministro que tenemos y pensar en nuevas formas de construir más capacidad", dijo. "Pero me temo que va a ser demasiado fácil que la gente lo ignore, a menos que se enfrente a ello en el momento".
McHorse dijo que algunos proveedores de cuidado infantil serán más vulnerables que otros cuando se agoten los fondos de ayuda. Durante la pandemia, los hogares con licencia y registrados, que suelen estar dirigidos por mujeres de color, fueron los más propensos a cerrar.
"También prevemos que serán los que más cierren", dijo.
Blackmon señaló que los proveedores de cuidados infantiles no serán los únicos afectados si no pueden permitirse seguir abiertos.
"Si esta mano de obra se desmorona, el resto empezará a desmoronarse", dijo.
Traducido por Maria Arce