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‘Esta Es Tierra Sagrada’: Investigadores Y Descendientes Buscan Restaurar Cementerios Mexicoamericanos En Montopolis

Lápidas y entierros se pueden ver entre la maleza en el cementerio San José II en Del Valle.
Michael Minasi
/
KUT
El Cementerio San José II en Del Valle fue construido hace décadas. En esta foto se puede ver una extensión del Cementerio San José en Montopolis. El sitio es de difícil acceso y está invadido por follaje.

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Situado entre dos propiedades privadas en Hoeke Lane al sureste de Austin, se encuentra un cementerio poco conocido. Desde el exterior, no hay indicios que indiquen que el sitio alberga a residentes mexicanos y mexicoamericanos que murieron hace décadas.

Está prácticamente abandonado. Las lápidas, muchas de las cuales remontan a la década de 1940, son fáciles de pasar por alto. El cementerio está cubierto de maleza, y los árboles y arbustos cubren una gran parte de la parcela de 4.5 acres.

El cementerio ha tenido un par de nombres a lo largo de los años: Montopolis y San José II. Pero no hay ningún letrero o señal que lo indique. De hecho, la información disponible sobre la historia del cementerio es escasa.

Pero residentes de la comunidad, acompañados por un equipo de investigadores, están tratando de hacer algo al respecto. Juntos buscan recuperar la historia del cementerio y asegurarse de que se conserve junto con su sitio hermano, San José I, en Montopolis.

Diana Hernández encabeza un grupo de investigación de la Universidad de Texas en Austin conocido como (Re)claiming Memories (o Reclamando Memorias en español), cuya misión es restaurar y preservar las historias perdidas en las comunidades de color. Hernández y su equipo han estado recopilando certificados de defunción y acercándose a los descendientes de los enterrados en los cementerios para ayudar a reconstruir su parte de la historia.

“Cuando comenzamos a investigar a las personas enterradas aquí y comenzamos a encontrar documentación de archivo para cada persona, comenzamos a ver a la comunidad cobrar vida a través del cementerio”, dijo Hernández.

La Historia

Para entender a San José II, dice Hernández, tenemos que comenzar a unas 2 millas al norte en San José I. Este cementerio histórico mexicano y mexicoamericano fue construido alrededor de 1919. Se encuentra entre dos iglesias en Montopolis Drive, pero no pertenece a ninguna de ellas. Se cree que el sitio no ha sido reclamado, lo que significa que nadie es oficialmente responsable de su mantenimiento. Pero a lo largo de los años, los vecinos y los miembros de la comunidad lo han cuidado dentro de sus posibilidades, cortando el césped, arrancando las malas hierbas y limpiando las lápidas.

Un arco de metal se encuentra en la entrada y dice “San Jose Cementerio”. El cementerio fue fundado por una sociedad de ayuda mutua llamada Unión Fraternal Mexicana que servía a la comunidad inmigrante de aparceros durante los tiempos de segregación.

“A los mexicanos no se les permitía ser enterrados en cementerios blancos”, dijo Hernández. “En algunos casos he visto dónde hay un cementerio blanco, y justo al lado está la sección mexicana o la sección negra. … En este caso, era simplemente un cementerio completamente diferente”.

An arch stands at the entrance of San José I Cemetery.
Michael Minasi
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Un arco en la entrada del Cementerio San José.

El terreno para el cementerio fue donado por una mujer afroamericana llamada Lizzie Henry.

“A ella simplemente le salió del corazón dar el terreno para ayudar a establecer un cementerio mexicano”, dijo Hernández. “Para mí, eso fue muy sorprendente porque muestra la historia de solidaridad entre la comunidad negra y morena, que es algo que realmente no se destaca”.

Cuando el Cementerio San José comenzó a llenarse, en 1949, se creó un segundo cementerio en Del Valle. Con los años, los cementerios cambiaron de manos. El San José original no ha tenido un dueño conocido durante las últimas décadas. San José II tiene dueño, pero se cree que se encuentra en mal estado de salud y no puede mantenerlo, según Hernández. KUT intentó contactar al propietario para obtener su lado de la historia, pero no recibió respuesta.

Hasta ahora, según su investigación, Hernández y su equipo estiman que San José I y II tienen más de 350 sepulturas en total. Pero ha sido un desafío determinar cuántos entierros hay en cada sitio. Eso se debe en parte a que en los certificados de defunción, el nombre de Cementerio Montopolis se utilizaba indistintamente para ambos cementerios. Además, no todos los entierros tienen lápida.

Diana Hernandez is the lead researcher for (Re)claiming Memories at UT Austin.
Michael Minasi
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KUT
Diana Hernández es la investigadora que encabeza (Re)Claiming Memories en la Universidad de Texas.

Muchas de las personas enterradas en los cementerios murieron durante epidemias simultáneas, como influenza, tuberculosis y neumonía.

“Estaban recibiendo tantos cuerpos que estaban enterrando a las personas una encima de la otra, y dejaron de documentar quiénes estaban siendo enterrados”, dijo Hernández. “Debido a que no hay documentación sobre la cantidad de personas siendo enterradas en esas fosas comunes, nunca lo sabremos. Habrá personas que nunca podremos identificar”.

Hernández comenzó a investigar los cementerios de San José a finales de 2019, justo antes de que el área de Austin fuera afectada por otro brote de una enfermedad mortal: el COVID-19. Y nuevamente, este vecindario predominantemente latino se vio desproporcionadamente afectado.

“Estas historias se repiten”, dijo Hernández. “Creo que esa es una de las razones por las cuales este trabajo es importante, porque arroja luz sobre estos pasados que no fueron reconocidos como deberían. Podemos utilizar este conocimiento para mejorar nuestro presente”.

Los Descendientes

Frank Monreal recuerda los días en los que Montopolis Drive era un simple camino de tierra. Hace unos 50 años, él y los otros niños del vecindario solían jugar en el roble gigante que se encuentra en medio del Cementerio San José. En lugar de bicicletas, él y sus amigos tenían caballos.

Many gravestones date back to the '30s, '40s and '50s.
Michael Minasi
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Muchas lápidas se remontan a las décadas de 1930, 1940 y 1950.

“Todo el mundo montaba a caballo en ese entonces”, dijo Monreal un día mientras visitaba San José I. “Solíamos venir aquí, y [los caballos] eran nuestras cortadoras de césped. Les dejaban comer el césped y mantenerlo podado”.

Monreal tiene familiares enterrados en San José I y II. Desde temprana edad comprendió que la muerte era una parte natural de la vida. Monreal solía ayudar con los funerales cuando era monaguillo de la Iglesia Católica Dolores, la cual se encuentra justo al lado del cementerio. Recuerda un entierro que sucedió en el Cementerio San José cuando era niño. Pero ha pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien fue enterrado ahí, dice. La mayoría de las tumbas parecen remontarse a las décadas de 1930, 1940 y 1950.

En ese entonces había más lápidas, dice, pero algunas se han desgastado o roto con el pasar de los años. Monreal solía caminar por el cementerio de camino a la escuela. A menudo veía a la gente llevando flores a las tumbas, algo que ya no ve con tanta frecuencia. Ahora, muchos de los familiares han muerto o se han ido.

“Eso es inevitable, ya sabes, porque las generaciones cambian”, dijo Monreal. “La gente se va”.

Sin embargo, preservar el cementerio es importante, dice, especialmente porque la gentrificación ha alterado el paisaje de Montopolis a lo largo de los años.

“[El cementerio] es terreno sagrado para nosotros, de nuestros antepasados”, dijo Monreal. “No quiero que se vaya”.

Micaela Johnson, una artista y activista de 19 años, puede rastrear parte de su árbol genealógico hasta el Cementerio San José. Ella es integrante de la familia Limón, una de las familias fundadoras de Austin, cuyos descendientes ahora suman más de 3,500.

At this star-shaped grave, a person is buried at each point. They were coworkers killed in a fire at work at an ice plant, Hernandez said.
Michael Minasi
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Una persona está enterrada en cada punto de esta tumba en forma de estrella en el Cementerio San José. Todos eran compañeros de trabajo que murieron en un incendio ocurrido en una planta de hielo, dijo Diana Hernández, investigadora de (Re)claiming Memories.

Muchos de los miembros de su familia crecieron y tenían negocios en Montopolis, como la repostería Limón Bakery. Limón dijo que sus abuelos probablemente tienen conexiones con al menos una cuarta parte de las personas enterradas en San José.

En su familia, contar cuentos y heredarlos de generación en generación es una tradición común. Recuerda haber escuchado historias sobre Aurora, la hermana de su abuelo que murió en 1940 de neumonía cuando tenía 11 meses de nacida. Fue enterrada en el Cementerio San José y su lápida estaba decorada con mármoles. Pero Johnson no ha podido localizarla.

También recuerda historias de Concepción Treviño García, su tatarabuela que murió en 1939 de tuberculosis y fue enterrada en San José. Dejó atrás a su esposo y cinco hijas pequeñas.

“Ella era una de las mujeres más fuertes de las que he escuchado hablar a mi familia”, dijo Johnson. “Ella era muy movida y muy cariñosa”.

Delfina Moncada Romo holds up an Austin American-Statesman article about her grandmother, Augustina Rosales, dying at 116.
Marisa Charpentier/KUT
Delfina Moncada Romo sostiene un artículo de Austin American-Statesman sobre su abuela, Augustina Rosales, quien murió en 1994 a los 116 años de edad. Fue enterrada en San José I.

Los nietos de García visitan el cementerio cada año en el Día de la Madre y le dejan flores, dijo Johnson. La conexión de su familia con el cementerio ha inspirado a Johnson a involucrarse en (Re)claiming Memories y ayudar a que los cementerios de San José estén bien mantenidos.

“No es solo un lugar donde la gente está enterrada”, dijo Johnson. “Es la vida y el corazón de muchos de nuestros ancestros”.

Una de las lápidas más recientes en el Cementerio San José pertenece a Augustina Rosales, quien al parecer llegó a ser la residente más vieja de Austin en la década de 1990. Rosales murió en 1994 a los 116 años. Está enterrada cerca de la parte trasera del cementerio junto a su esposo Marcos, quien murió en 1951.

Rosales tuvo 13 hijos y crió a varios otros que eran parientes o quedaron huérfanos. Le gustaba beber brandy, bailar música de conjunto y cocinar para su familia, según un artículo del Austin American-Statesman anunciando su muerte. Rosa Moncada, bisnieta de Rosales, dice que “era increíble”.

“Recuerdo cuando estaba lista para preparar la cena. Ella salía al patio trasero, agarraba una gallina, le rompía el cuello, le cortaba la cabeza y la desplumaba, y esa misma noche estábamos comiendo pollo”, dijo Moncada entre risas.

Manteniendo Los Cementerios

Moncada tiene varios familiares enterrados en San José, entre estos, sus abuelos y dos hermanas mayores que nacieron prematuramente y murieron. Moncada creció en el este de Austin y frecuentaba el cementerio con su madre y hermanos. Pero con el pasar de los años, sus visitas fueron siendo cada vez menos frecuentes, en parte porque el césped a menudo estaba tan alto que se les dificultaba caminar por el cementerio.

Cuando se enteraron del trabajo que estaban haciendo Hernández y su equipo para ayudar a mantener el cementerio, Moncada y su hermana Juanita Moncada Bayer comenzaron a visitarlo nuevamente. Y ahora están tratando de mantenerlo en buen estado, reuniendo a familiares para cortar el césped y limpiar las ramas de los árboles muertos.

San José Cemeterio doesn't have a known owner. It relies on the community to keep it maintained.
Michael Minasi
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El Cementerio San José no tiene dueño y su mantenimiento depende de la comunidad.

Pero mantener el cementerio de 2.5 acres no es una tarea fácil.

“Pensamos, bueno, hagamos lo que podamos”, dijo Bayer. “Lamentablemente nuestra mente nos dice que podemos hacerlo. Pero nuestros cuerpos … es un trabajo duro”.

(Re)claiming Memories y los miembros de la comunidad organizaron una limpieza en el cementerio a principios de este año y esperan poder realizar más. Se han acercado a los líderes de la ciudad y el condado, pidiéndoles que asignen más recursos al mantenimiento de los cementerios.

El esfuerzo más desafiante será limpiar San José II. El sitio es de difícil acceso, lo que dificulta que las personas lo visiten y lo mantengan.

Monreal recuerda haber ido a San José II cuando era niño para visitar la tumba de su abuelo con su padre. En aquel entonces, San José II tenía una entrada adecuada y era más fácil llegar al cementerio.

A gate now blocks the path that leads to San José II.
Michael Minasi
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Una valla de tela metálica ahora bloquea el camino que conduce a San José II.

Ahora, una valla de tela metálica bloquea el camino principal que conduce al cementerio. Varias fuentes le dijeron a KUT que la cerca fue colocada por el dueño de la propiedad de al lado, supuestamente para evitar que la gente ingresara. KUT se acercó a la oficina legal que es dueña de la propiedad, la cual declaró no ser responsable por la puerta. Hernández y el grupo de investigación están tratando de llegar al fondo del problema y esperan crear una entrada adecuada para que los descendientes puedan visitar el cementerio.

Warehouses are under construction on one side of San José II.
Michael Minasi
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Almacenes están bajo construcción en un costado de San José II.

El área ha tenido problemas durante mucho tiempo con personas que arrojan basura y grava. Un montículo de tierra y escombros ahora presiona contra la cerca en un lado del cementerio.

Y están construyendo almacenes en el lado sureste. Esto preocupa a Hernández porque el cementerio no ha sido inspeccionado; algunas tumbas podrían estar fuera del perímetro y existe un riesgo de que estas sean alteradas. Los miembros de la comunidad han expresado su preocupación de que los escombros de la construcción estén posiblemente impactando el cementerio.

Cuando KUT se acercó al gerente del proyecto de construcción, él se sorprendió al saber que había un cementerio al lado. (“Eso es una jungla”, dijo Brent Ramirez). Más tarde salió a visitar el sitio y le dijo a KUT que cree que los escombros que llegaron al cementerio no provienen de su proyecto de construcción, pero dijo que con gusto le ayudaría a (Re)claiming Memories a eliminarlos.

A map of San José II.
Distrito de Tasación Central de Travis
Un mapa del Distrito de Tasación Central de Travis muestra los almacenes y el espacio de estacionamiento que se han construido cerca del cementerio San José II en el sureste del Condado de Travis. San José II está marcado en naranja.

El cementerio y sus terrenos vecinos en sí se encuentran en una zona zonificada para almacenamiento y uso limitado de oficinas, lo que a algunos les preocupa ya que podría hacerlo vulnerable al desarrollo. (Re)claiming Memories está trabajando con la concejal Vanessa Fuentes para obtener la zonificación adecuada y una designación histórica. Fuentes recorrió el cementerio a principios de este año.

“Es triste verlo porque parece que se ha descuidado y descartado, especialmente con el desarrollo que está justo al lado”, dijo. “Esas son las familias y la historia de las familias y los legados y parientes que están enterrados ahí. Esas son historias que hay que contar”.

‘Esto Es Sobre La Historia De Texas’

Actualmente, banderas de color rosa se colocan en varios puntos entre los arbustos de San José II. Ese es el trabajo de Joaquín Rodríguez, un residente de Austin que ha estado saliendo al cementerio para remover basura, limpiar y marcar las lápidas que se han cubierto con el tiempo.

Rodríguez se enteró por primera vez del cementerio a finales del año pasado mientras investigaba su ascendencia. Él fue adoptado y al hacerse una prueba de ADN, se enteró de que tenía familiares enterrados en cementerios alrededor de Austin. Entre estos, San José I y II. Después de ver lo abandonado que se encontraba San José II, decidió tomar cartas en el asunto. Pero su motivación para ayudar a restaurar el sitio se extiende más allá de su vínculo familiar.

Rodriguez dice que toda esa zona es rica en historia de lo que era Austin antes de convertirse en la ciudad que es hoy. “Esto es sobre la historia de Texas”.

Joaquin Rodriguez has been placing flags at gravestones he's uncovered at San José II.
Michael Minasi
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Joaquin Rodríguez, residente de Austin, ha estado colocando banderas rosas en las lápidas que ha descubierto en San José II.

Fundada en 1830, Montopolis — una palabra que en griego significa “la ciudad en una colina” — nació antes que Austin. Su fundador y los primeros colonos abogaron por que el sitio fuese elegido como la capital de la República de Texas, aunque ganó Waterloo (más tarde rebautizada como Austin). Montopolis finalmente se anexó a Austin en la década de 1950, pero carecía de muchos servicios básicos y fue apodada “Isla de la Pobreza”.

El equipo de (Re)claiming Memories quiere crear eventualmente un mapa digital o una base de datos donde las personas puedan encontrar y agregar información sobre los difuntos enterrados en los cementerios. Hernández espera que este recurso en línea de colaboración colectiva ayude a entrelazar las historias de los fallecidos y arroje luz sobre la historia de la comunidad mexicana y mexicoamericana en Montopolis.

El equipo también está organizando una exposición sobre los cementerios para el Museo de Arte Mexicano y Mexicoamericano en septiembre. Johnson planea recitar un poema llamado “Somos Historia Perdida” y vender camisetas que ella diseñó, cuyas ganancias serían destinadas al mantenimiento de los cementerios.

Johnson dijo reconocer que los habitantes de Austin que no tienen vínculos directos con los cementerios podrían no ver una razón para preocuparse por ellos, pero cree que deberían.

“Es posible que lo vean como otra tumba más u otro cementerio mexicano antiguo, y podrían [pensar] que no importa porque no es parte de ellos”, dijo Johnson. “Pero es parte de ellos. Es parte de la historia de Austin”.

Y a medida que el desarrollo continúa alterando la apariencia y la población del vecindario de Montopolis, Johnson dice, es urgente mantener las conversaciones sobre los cementerios.

“Si no estamos tratando activamente de decir, ‘Oye, esto importa’”, dijo Johnson, “desaparecerá”.

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Traducido por Carola Guerrero de León.

Marisa Charpentier is KUT's assistant digital editor. Got a tip? Email her at mcharpentier@kut.org. Follow her on Twitter @marisacharp.
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