Llueve a cántaros cuando un equipo médico entra en el estacionamiento de un restaurante de comida rápida de East Austin para reunirse con Denzil Wooten, de 58 años, y hacerle un chequeo médico.
El equipo, conocido como M3 (Mobile, Medical and Mental Health Care Team), ha estado localizando a Wooten unas dos veces por semana durante los últimos tres años.
"Nos encontramos con la gente donde está y le decimos: 'Oye, ¿adónde vamos hoy?", dice Tony Nunez, jefe del equipo M3.
Wooten lleva 15 años viviendo en la calle. Dice que la muerte de su madre lo sumió en una profunda depresión y se hizo adicto a las drogas y al alcohol. Era incapaz de mantener un empleo, lo que le llevó a mendigar y a dormir bajo los puentes.
Sólo desde que intervino M3 ha estado recibiendo tratamiento constante para el trastorno bipolar y la adicción.
"Se han convertido como en una familia", dice Wooten. "Incluso cuando no quiero, me siguen ayudando. Incluso cuando estoy harto y enfadado y no quiero hablar con nadie, siguen estando ahí".
Nunez abre su computadora portátil y empieza a verificar las recetas de Wooten y sus próximas citas médicas para una serie de enfermedades crónicas. Dice que no se puede esperar que esta población llegue a una clínica sin ayuda.
"Por ejemplo: hoy está lloviendo", dice. "Así que para algunas de las personas a las que atendemos, puede que no acudan a una cita con el médico porque dirán: 'Oye, acaba de llover en mi campamento, así que tengo que secar todas mis pertenencias'".
Ashley Sharma, enfermera diplomada del equipo, dice que como los pacientes de M3 no tienen dirección, tienen que hacer un seguimiento creativo.
"A veces será como: 'Oh, nos vemos junto a ese árbol'", dice. "Es divertido porque surgen preguntas como, ¿dónde vas cuando vas a por un refresco en mitad del día? ¿A qué gasolinera irías? Esas se convierten en preguntas relacionadas con la atención sanitaria".
Llevando la medicina a la calle
El Dr. Tim Mercer, profesor de la Escuela de Medicina de Dell y médico de atención primaria en CommUnity Care, lanzó M3 en 2019. Dijo que tenía que haber una forma más coordinada de llegar a las personas que viven sin refugio, señalando que su promedio de vida es de 53 años.
"El sistema de salud es difícil de navegar para cualquiera", dice. "Así que para las personas que experimentan la falta de vivienda, las barreras se acumulan y compiten con sus necesidades diarias de supervivencia de dónde van a poner sus cosas o dejar a sus mascotas o pueden hacer su cita médica o van a almorzar en algún lugar."
M3 se creó a través de una asociación entre la Escuela de Medicina de Dell, Integral Care y CommUnityCare Health Centers para brindar a esta población atención integral que incluye tratamiento de salud mental y atención especializada.
Una subvención de la Administración Federal de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias ayuda a financiar un personal actual de 12 personas, que incluye enfermeras y administradores de casos dedicados a llevar la medicina a las calles y coordinar la atención para cada paciente.
Los pacientes se inscriben en la cobertura por discapacidad de Medicare o Medicaid si cumplen con los requisitos. La atención también está subvencionada por los contribuyentes del condado de Travis a través de programas de red de seguridad ya existentes para la atención a indigentes. Algunos servicios provienen de donaciones.
Aunque se calcula que en Austin hay unas 4,000 personas sin hogar, M3 sólo puede admitir a 50 pacientes en su programa. Para ser paciente de M3, los candidatos deben cumplir cuatro requisitos.
"Nos dirigimos a personas que no tienen hogar constante, padecen de una enfermedad mental grave, un trastorno por abuso de sustancias y una enfermedad crónica", explica Mercer.
Afirma que ya se han reducido las visitas a urgencias entre los pacientes M3.
Atención sin límite de tiempo
El progreso de Wooten no ha sido lineal, pero ha dado pasos importantes. Mientras Sharma le toma la presión bajo un toldo junto al estacionamiento, Wooten anuncia con orgullo: "Hoy llevo 69 días limpio y sobrio".
La atención constante parece estar cambiando su trayectoria de vida.
"Mi vida ha dado un giro completo", dice. "Ahora tengo trabajo; empiezo esta noche. Voy a trabajar de conserje".
Antes de que Nunez cierre su computadora portátil, hablan de un departamento que se espera que esté disponible antes de final de año.
A pesar del progreso, dice Sharma, Wooten no se está "graduando" del programa. El equipo quiere asegurarse de que el éxito de los pacientes sea sostenible, y para eso no hay límite de tiempo.
"Tenemos el lujo del tiempo, de la presión suave y constante a lo largo de meses y años para apoyarlos y que lo consigan", dice.
"Puedo mirarme al espejo y hoy me quiero", dice Wooten.
Le atribuye a M3 el mérito de haberle ayudado a imaginar una vida diferente.
"Todavía tengo algo que dar al mundo".
Traducido por Maria Arce