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Austin celebra una segunda vuelta de las elecciones por la alcaldía y el Consejo de la Ciudad. ¿Por qué no vota la gente en estas elecciones?

A sign says "Vote Aqui/Here" outside a building with someone inside at a voting machine.
Alyssa Olvera
/
KUT
Una persona deposita su voto en la Biblioteca y Museo Presidencial Lyndon B. Johnson durante la votación anticipada de las elecciones generales.

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Beto O'Rourke. Seguro que has oído hablar de él. ¿Greg Abbott? Sí. Herschel Walker. Probablemente también has oído hablar de él. (Si no lo has hecho, aquí lo tienes).

¿Pero qué hay de Celia Israel? ¿Ryan Alter? ¿Linda Guerrero?

Al salir de una cafetería en el norte de Austin el lunes, Paige Henney admitió que los tres últimos nombres pueden ser menos familiares - a pesar de que son los nombres de los candidatos que se postulan para representar a la gente como ella en el Consejo de la Ciudad.

"Creo que sabemos más de la segunda vuelta electoral en Georgia que de la de Austin", dijo Henney. "Sé que la elección por la alcaldía va a ir a segunda vuelta, pero no sé cuándo. ... No sé nada al respecto".

Henney no es la única. Mucha menos gente vota en las elecciones locales cuando no hay alguien también se presente a un cargo federal o estatal en la boleta. En 2014, la última vez que Austin tuvo una segunda vuelta electoral para alcalde, participó el 15% de los votantes; en otras palabras, solo 1 de cada 7 votantes sopesó si el abogado Steve Adler o el ex concejal Mike Martínez debían ser el próximo alcalde de la ciudad. (Spoiler alert: ganó Adler).

"Esta es la gran ironía de la política estadounidense", dijo a KUT David Niven, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Cincinnati. "La participación es siempre y en todas partes más baja en las contiendas locales que en las estatales y federales, a pesar de que lo local es lo que más se siente".

¿A qué se debe esto? ¿Por qué los votantes que acuden a las urnas para elegir presidentes y gobernadores no acuden para votar a alcaldes o concejales?

Es un tema de tiempo

Austin solía celebrar elecciones municipales en mayo, pero casi nadie acudía.

Entre 2003 y 2012, Austin celebró cuatro elecciones a la alcaldía. En cada una de ellas participó una media de 57,000 votantes, lo que supone menos del 15% de los votantes registrados.

Preocupados con razón por la participación, los habitantes de Austin acordaron trasladar las elecciones locales a noviembre para que coincidieran con las elecciones federales y estatales y conseguir que acudiera más gente a las urnas. Hasta ahora ha funcionado. En noviembre, mientras los votantes acudían a las urnas para elegir gobernador de Texas y senadores de EE.UU. y del estado, el 52% de los votantes de Austin votaron por un nuevo alcalde.

A person standing at a podium gestures as he speaks into a microphone.
Alyssa Olvera
/
KUT
El candidato a la alcaldía de Austin, Kirk Watson, habla con sus partidarios tras las elecciones en Austin el 8 de noviembre.

"Si se quiere que más gente participe en las elecciones locales, es muy importante celebrarlas durante el calendario electoral regular, cuando los votantes prestan atención", dijo a KUT Joshua Blank, director de investigación del Texas Politics Project de la Universidad de Texas en Austin.

Pero en las elecciones de noviembre, ninguno de los seis candidatos a la alcaldía obtuvo más del 50% de los votos, por lo que, según la ley estatal, la ciudad tiene que celebrar una segunda vuelta para elegir entre los dos candidatos más votados: Celia Israel y Kirk Watson. (Lo mismo ocurre con tres escaños del Consejo de la Ciudad: distritos 3, 5 y 9).

Aquí, sin embargo, es donde el tiempo puede jugar en contra de la participación de los votantes. El voto anticipado está en marcha ahora mismo, y el día de las elecciones es el martes.

"Estamos en plenas vacaciones. Es el final del semestre", dijo Steven Pedigo, director del Laboratorio Urbano LBJ en la UT Austin. Las clases en la universidad terminaron el lunes, y los estudiantes se preparan para los exámenes finales.

Los votantes no sólo están ocupados, dijo Pedigo, sino también cansados. Esta segunda vuelta electoral se produce cinco semanas después de las elecciones de noviembre, y Pedigo dijo que es difícil para los candidatos - y los votantes - mantener el impulso y el entusiasmo.

"Uno se prepara y se emociona para ir a votar", dijo. "Esperas tener una solución o una conclusión. Pero no es así. Tengo que volver a votar".

Menos información sobre los candidatos locales y el voto

Cuando las elecciones locales coinciden con las federales y estatales, los votantes se benefician de los esfuerzos para conseguir el voto de estas campañas mucho más grandes y mejor financiadas.

Por ejemplo, este verano la campaña de Beto O'Rourke había gastado algo más de 70 millones de dólares en su campaña a gobernador. Watson, que ha sido el mayor recaudador de fondos en la contienda por la alcaldía de Austin, apenas había gastado 200,000 dólares en aproximadamente en el mismo tiempo.

En una segunda vuelta, todo ese dinero -y el aluvión de anuncios y correos que lo acompañan- desaparece.

"Se ha eliminado todo el poder institucional de los candidatos que ayudan a los votantes a acudir a las urnas, de todos los trabajadores que intentan aumentar la participación", afirma Niven.

También está la cuestión de la familiaridad. La gente es menos proclive a votar cuando no conoce el nombre de un candidato o su postura en cuestiones clave. Y cuando los candidatos no se presentan con una afiliación a un partido político, como ocurre en las elecciones locales de Austin, los votantes no tienen una etiqueta que los ayude.

"Imagínate que vas al supermercado y han quitado todas las etiquetas de los productos y ahora tienes que elegir tu tipo favorito de sopa. Va a ser muchísimo más difícil".
David Niven, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Cincinnati

"Has eliminado la mayor pista que tienen los votantes para saber si es un candidato que les interesa o no", dijo Niven.

"Imagínate que vas al supermercado y han quitado todas las etiquetas de los productos, y ahora tienes que que elegir tu tipo favorito de sopa. Va a ser muchísimo más difícil".

Sin un logotipo que diferencie la sopa de tomate de la de cebolla francesa -o la republicana de la demócrata-, algunos votantes pueden sentirse abrumados por la cantidad de investigación que tienen que hacer para entender en qué se diferencian los candidatos. Esto es especialmente cierto en una ciudad como Austin, donde, aunque los candidatos pueden diferir en minucias políticas, la gran mayoría de los que se presentan a cargos locales son políticamente liberales.

Aquí es donde el periodismo local de calidad podría entrar en juego, proporcionando a los residentes cobertura de las contiendas más pequeñas. Pero a medida que el personal de las redacciones de todo el país ha ido disminuyendo -en sólo cuatro años, el número de empleados editoriales del Austin-American Statesman ha pasado de 105 a 53, por ejemplo-, también lo ha hecho la cobertura de estas elecciones.

Esto puede tener un impacto real en la participación electoral. En un estudio de casi una docena de ciudades de California, los investigadores hallaron una relación probable entre la disminución del personal de los periódicos locales y la participación electoral en las elecciones a la alcaldía.

"Si todo lo que se consigue es cobertura nacional en el periódico local, no es tan útil desde el punto de vista de la elección de un concejal o un alcalde", afirma Aaron Weinschenk, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Wisconsin-Green Bay.

Un pequeño grupo de personas tiene mucho que decir

Con una participación tan baja en las elecciones locales, unos pocos elegidos deciden quién tomará las decisiones que podrían afectar a Austin durante décadas.

En 2020, la miembro del Consejo, Mackenzie Kelly, que representa al extremo noroeste de Austin, ganó las elecciones de su distrito por sólo 677 votos de diferencia sobre Jimmy Flannigan. Menos de un tercio de las personas con derecho a voto en esa elección lo hicieron.

"Esa es la ironía de la segunda vuelta", dijo Niven. "Su objetivo es garantizar que las mayorías elijan a los titulares de los cargos. ... Pero el grupo de gente que votó es una fracción minúscula de la población de la ciudad".

Los votantes de Austin han señalado que no quieren más elecciones de segunda vuelta. El año pasado, la mayoría de los votantes apoyó la Propuesta E, que habría hecho que las elecciones locales se decidieran por votación por orden de preferencia. Es decir, en lugar de elegir a un solo candidato, los votantes pueden clasificar a sus candidatos preferidos del 1 al 5.

Pero los abogados de la ciudad de Austin han mantenido que la ley estatal no permite la votación por orden de preferencia. Y así, continuamos con las segundas vueltas, y con ello, con la probable baja participación de los votantes.

Haya Panjwani contribuyó a esta noticia

Traducido por Maria Arce

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Audrey McGlinchy is KUT's housing reporter. She focuses on affordable housing solutions, renters’ rights and the battles over zoning. Got a tip? Email her at audrey@kut.org. Follow her on Twitter @AKMcGlinchy.
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